Fue a los 30 años, cuando era diseñador de maquinaria industrial, cuando Stefan Rappo decidió matricularse en la escuela de fotografía ETPA de Toulouse. Tan talentoso como motivado, se permitió saltarse el segundo año y, después del tercero, se fue, diploma en mano, a París. Luego trabajó para el estudio Pin-Up, viviendo del trabajo freelance y de pequeños contratos antes de ser contratado como asistente de varios fotógrafos. Luego lo descubrió un tal Peter Lindberg, que lo contrató como tercer, segundo y primer asistente entre 2011 y su desaparición en septiembre de 2019. "Todo lo que hace Peter Lindberg está pensado y estudiado", explicó en 2018, "su capacidad de gestión La luz y su relación con la gente es increíble y además es alguien que transmite mucha confianza”. Esta actividad regular y la proximidad al maestro le permiten realizar sus propios proyectos. Trabaja para la publicidad de Aubade y realiza regularmente proyectos en torno al desnudo femenino, una de sus grandes pasiones: “Hay que fotografiar lo que te gusta y a mí me encantan los cuerpos de las mujeres”, afirma. Sea cual sea el tema, pone gracia y serenidad en sus fotografías.