
Durante los últimos 15 años, me he dedicado a capturar la belleza de París a través del lente de mi cámara. Siempre he buscado estos extraordinarios momentos de luz que transforman la ciudad en una obra de arte. Pero un día, el cielo me dio un regalo que supera mis sueños más locos. Los colores eran tan intensos, un hermoso magenta que parecía demasiado surrealista para ser verdad. En ese momento supe que tenía que encontrar la composición perfecta para capturar la belleza de la ciudad y el cielo en una sola imagen. Y entonces, apunté mi lente al magnífico Puente Alejandro III, una impresionante obra de arte en sí misma. Con cada clic del obturador, inmortalicé este increíble momento y creé una fotografía que siempre me recordará la magia pura de París.