Romin Favre siempre ha compuesto imágenes como si fueran bocetos de recuerdos. Licenciado en diseño gráfico, se dedicó primero a la dirección artística, dando forma a imágenes con líneas sofisticadas, antes de dedicarse de lleno a la fotografía, esculpiendo la luz con una sensibilidad instintiva. Atento a los colores y a los detalles que rozan la mirada, persigue el momento esquivo, aquel que el ojo desnudo lucha por capturar. Entre la abstracción y la realidad, sus vibrantes composiciones desafían las limitaciones de su arte, dejando espacio para los accidentes del azar. ¿Su estilo? Sin concesiones, brillante, luminoso. Una invitación a mirar diferente, a seguir el hilo invisible de un mundo donde cada matiz susurra una historia.